Pareciera suficiente calzarse un traje negro, un sombrero al tono, un pañuelo rojo y un buen par de zapatos. De fondo, una melodía compuesta por el sonido unísono de un piano, una guitarra, un clarinete y una flauta. Tal vez, se le puede agregar a la escena un cigarrillo entre los labios y una mirada áspera y profunda. Así, todo estaría listo para sentir el “dos por cuatro”. Pero si hay algo que nos dejó claro Agustín Kolaric es que hace falta amar el tango para interpretarlo.
Este joven músico dirige desde 1996 la Orquesta Juvenil de Tango El Reyunte de Almirante Brown, en el que dieciocho jóvenes artistas muestran, entre la música, la actuación y el baile, su pasión por el tango. “Todos vienen de estilos musicales contemporáneos, lo que da más energía y recursos”, remarcó entusiasmado Agustín.
A Kolaric le cuesta hablar de sus comienzos a los diez años en el Conservatorio Julián Aguirre de Temperley, mientras finalizaba la primaria en su ciudad natal, Adrogué. A cada momento mecha su historia personal con la de la orquesta y su segunda vocación: la docencia.
Destacó que tuvo el placer de estudiar con grandes maestros como Cayetano Capici y Mónica Zubczuk, mientras nos esconde su admiración por Horacio Salgán, quien logró “jerarquizar el tango, llevarlo a otro nivel”, según sus propias palabras.
También, estudió orquestación y repertorio. Por medio de una beca pudo tomar cursos de perfeccionamiento con el Maestro Stefano Mancuso del Conservatorio de Cerdeña, Italia.
La suerte lo acompañó en su formación, también tomó clases de orquestación específica en tangos con Ángel de La Serna, quien se desempeñó como guitarrista en la orquesta de Horacio Salgán y Mario Marzán.
Tanto sus estudios y su carrera llaman la atención si se recuerda que solo tiene 31 años. Se desempeñó como pianista acompañante de numerosos cantantes de tangos en diferentes lugares del país. Fue concertista de música clásica, y acompañante de numerosos cantantes líricos.
Hoy divide su tiempo entre El Reyunte y la enseñanza. Se apasiona contando su trabajo como docente de música en varios colegios de la zona.
“Los chicos disfrutan y descubren un mundo que les parece ajeno. Se dan cuenta de que cualquiera puede ser músico y vivir de ello”, explicó siempre acompañado por sus manos que se mueven constantemente.
Entre llamado telefónicos y la organización del ensayo se toma dos segundos para acercarse y asegurar que él entiende la música como “una función social indispensable para el aprendizaje”.
Actualmente está en la Casa de la Cultura de la Municipalidad de Almirante Brown, donde presentó el proyecto para subvencionar la orquesta y ahora también dicta clases.
Además de su trayectoria personal, no cabe duda que la orquesta es parte de su vida y en los últimos 5 años se ha fortalecido notablemente. Realizaron presentaciones en los cafés Tortoni, Bar Sur y en los 36 Billares. También efectúan shows en “La Milonga” dirigida a los turistas de los cruceros que pasean por Buenos Aires.
El Reyunte alterna en su repertorio los más variados tangos de todas las épocas, con arreglos propios, así como también tangos de su autoría y coreografías. Este es su rasgo característico, la intervención entre la música y la danza, en el discurso musical y compositivo.
Salir a las pistas, como se suele decir, es el momento más emocionante para un artista y el aplauso del público es el mejor “termostato” para saber si el show gusta o es necesario modificarlo un poco. No hay dos espectáculos iguales, son momentos únicos e irrepetibles. Los arreglos son tan personales, que si por alguna razón hay un reemplazo “se siente”. Sin embargo, la libertad para interpretar los temas da a cada músico la posibilidad de expresarse y no limitarse a la partitura.
“La presentaciones varían mucho según el público y nosotros mismos” explicó Agustín, que no tarda en aclarar que a medida que se desarrolla en concierto el programa va variando dependiendo que la respuesta de los presentes. “Nosotros ponemos la pasión por el tango y la gente su calidez”.
La Orquesta tuvo tan buena aceptación en el circuito tanguero, que nunca “se fogueó” con el público callejero. Este es el próximo desafío. El Reyunte efectuará interpretaciones en la famosa calle “Caminito” de la Boca para experimentar la reacción de los transeúntes que no muchas veces ven semejante despliegue en la vía pública.